El progreso tecnológico tiene hoy el poder de crear, potenciar y modificar la forma en la que se aprende, se trabaja y se relaciona, haciendo hincapié en los aspectos más humanos como las habilidades interpersonales, la creatividad y el razonamiento analítico complejo.
Después de los radicales cambios que vivieron en los últimos tres años, y mirando hacia el futuro, la digitalización de todo será una constante. En este contexto, la importancia de la tecnología en la educación es crucial para garantizar que las nuevas generaciones adquieran las habilidades necesarias para enfrentar los desafíos del futuro.
Para que los estudiantes de hoy se conviertan en los innovadores del mañana, es necesario estructurar métodos de enseñanza basados en las TIC que favorezcan el pensamiento crítico, el descubrimiento experimental y el desarrollo de las competencias necesarias para el mercado laboral emergente.
Durante una mesa de conversación presidida por expertos en educación y tecnología, Adrián De Grazia, Director de Ventas Digitales para las Américas y Country Lead para Intel Argentina, afirmó que «la tecnología ya no es opcional y tiene que ser parte vertebral de la educación. Esta se vuelve cada vez más crucial para formar profesionales capaces de liderar la transformación digital en sus respectivos campos.
Y agregó: «Intel se enfoca en desarrollar tecnologías y prácticas innovadoras, a la vez que busca fomentar la colaboración en la industria para avanzar hacia una educación más inclusiva, sostenible y enfocada en el desarrollo de las habilidades que les abrirán las puertas a las nuevas generaciones para los empleos del futuro».
La tecnología no puede resolver los desafíos educativos por sí sola, sino que actúa como un aliado en los procesos de enseñanza. Para aprovechar al máximo su potencial, es fundamental que los educadores y las instituciones estén preparados y capacitados en su uso adecuado. Los programas de formación docente deben integrar la tecnología como componente de la enseñanza y el aprendizaje, proporcionándoles las skills para aprovechar estas herramientas e implementarlas en el aula de manera efectiva.
Por su parte, Laura Huarte, Gerente de Desarrollo de Negocios del Sector Público y Educación en Intel Argentina y Uruguay, contó como la empresa trabaja en programas para impulsar la transformación digital, no solamente por la adopción de nuevas tecnologías, sino también trabajando paralelamente con el ecosistema educativo a nivel global y local.
“Creemos en la colaboración entre el sector público y privado para fomentar la educación y habilidades digitales. Desde hace décadas, hemos implementado programas para llevar conectividad, computadoras y entrenamiento a estudiantes y profesores. Hoy en día, programas como Skills for Innovation e IA for Youth están disponibles en la región, brindando habilidades en inteligencia artificial a jóvenes. En Intel, estamos comprometidos en invertir para lograr la reducción de la brecha digital y educativa a través de colaboraciones y programas innovadores”, indicó Huarte.
El 75% de los educadores percibe que le faltan herramientas para formar a los estudiantes para el desarrollo de estas habilidades: “Lo/as docentes saben que las herramientas tecnológicas están disponibles de manera pública y gratuita. El Programa Skills For Innovation forma formadores de docentes con guías orientativas que integran herramientas de la 4.ª revolución industrial vinculadas a las habilidades del siglo XXI con habilidades socioemocionales. Los/as acompañamos con tutores/as que los/as ayudan a producir secuencias tecno-educativas articuladas con el contenido que necesitan dar. Lo que genera esta iniciativa es que el/la docente tenga una gama de posibilidades para saber cuál es la herramienta necesaria en función de sus materias y planificación pedagógica”, afirmó Natalia Jasin, directora de Bounty EdTech.
La educación se encuentra en un punto de inflexión crucial. La tecnología puede ser una herramienta transformadora para impulsarla hacia el futuro, pero su implementación requiere una planificación y colaboración. Las áreas académicas deben adaptarse al ritmo de la tecnología.
En un entorno en el cual los jóvenes crecen a la par de ella, es necesario garantizar que lo hagan de forma responsable y, sobre todo, científica. Es decir, que apliquen las mismas lógicas racionales que se aplican a la solución de los problemas de la vida real, y busquen conscientemente sacarle el mejor provecho para mejorar su entorno.